Está claro... ¡¡¡Quiere... que le introduzcas el PIN!!! Hay que estar muy atento a cómo te llama cuando llegas a casa. Si entras por la puerta y escuchas tu nombre tres octavas más agudas de lo normal prepárate. Va a estallar el obús. Te va a hacer como en el anuncio de Jazztel: ¡Otro...! ¡Otro...! ¡Otro más...! Lo malo, cuando te pasa esto, es que tú, al segundo, te quedas sin batería.
Si cuando se está arreglando para salir te dice:
- ¿Me ayudas a subirme la cremallera?
En realidad te está diciendo: - ¿Cuándo volvamos... también me la bajarás?. Pero atención, porque el momento de subirle la cremallera es muy delicado. Si la pellizcas sin querer, se acabó lo que se daba. Se dará la vuelta y te dirá: ¿Qué piensas? ¿Qué estás cerrando una maleta? ¡Serás bestia!. Y conectará el buzón de voz. Ya puedes llamar, ya... La postura que ella coge cuando se mete en la cama es otra forma de saber si está operativa o no está operativa. Si se mete en la cama y se enrolla como una oruga... no te esfuerces, tiene el terminal apagado. Pero si por el contrario, se tira boca abajo y mueve el culete como el pato Donald al andar... ¡Atención, tienes una llamada en espera! En cualquier caso, con móvil o sin él, el momento clave sin duda es el sábado. Porque el sábado por la noche tú sabes que toca. Y con esa ilusión te metes en la cama. Pero puede pasar que, de repente, apague la luz y diga: - Buenas noches. - ¿Cómo que buenas noches? ¡Pero si es sábado! Te dan ganas de levantarte a por el calendario y decirle: Mira... Mira... ¡Mañana rojo!. Hombre, por favor... Yo creo que, como hay mucha despistada por ahí, deberían decirlo en las noticias: Y terminamos recordándoles que hoy es sábado... Mañana rojo. Sin embargo en vez de ir a por el calendario, lo que hacemos la mayoría de los tíos es poner en marcha la operación gusano: acercarnos a ella reptando por la cama, como sin querer, hasta que nos acoplamos. La abrazamos y empiezas a tontear con la mano, que si le acaricias la cadera, que si ahora la tripita... y empiezas a subir y a subir, a ver si ella reacciona. Y sí que reacciona, sí. De pronto te coge la mano y te dice: - ¡Qué bien estamos así! Yo no necesito nada más. Y te quedas con las ganas. Esperando la próxima señal. Habrá que tener... la antena sacada.
Si cuando se está arreglando para salir te dice:
- ¿Me ayudas a subirme la cremallera?
En realidad te está diciendo: - ¿Cuándo volvamos... también me la bajarás?. Pero atención, porque el momento de subirle la cremallera es muy delicado. Si la pellizcas sin querer, se acabó lo que se daba. Se dará la vuelta y te dirá: ¿Qué piensas? ¿Qué estás cerrando una maleta? ¡Serás bestia!. Y conectará el buzón de voz. Ya puedes llamar, ya... La postura que ella coge cuando se mete en la cama es otra forma de saber si está operativa o no está operativa. Si se mete en la cama y se enrolla como una oruga... no te esfuerces, tiene el terminal apagado. Pero si por el contrario, se tira boca abajo y mueve el culete como el pato Donald al andar... ¡Atención, tienes una llamada en espera! En cualquier caso, con móvil o sin él, el momento clave sin duda es el sábado. Porque el sábado por la noche tú sabes que toca. Y con esa ilusión te metes en la cama. Pero puede pasar que, de repente, apague la luz y diga: - Buenas noches. - ¿Cómo que buenas noches? ¡Pero si es sábado! Te dan ganas de levantarte a por el calendario y decirle: Mira... Mira... ¡Mañana rojo!. Hombre, por favor... Yo creo que, como hay mucha despistada por ahí, deberían decirlo en las noticias: Y terminamos recordándoles que hoy es sábado... Mañana rojo. Sin embargo en vez de ir a por el calendario, lo que hacemos la mayoría de los tíos es poner en marcha la operación gusano: acercarnos a ella reptando por la cama, como sin querer, hasta que nos acoplamos. La abrazamos y empiezas a tontear con la mano, que si le acaricias la cadera, que si ahora la tripita... y empiezas a subir y a subir, a ver si ella reacciona. Y sí que reacciona, sí. De pronto te coge la mano y te dice: - ¡Qué bien estamos así! Yo no necesito nada más. Y te quedas con las ganas. Esperando la próxima señal. Habrá que tener... la antena sacada.
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